Una casa a medida de la comodidad
Destacan los acabados que hablan de la tradición maderera de estos países. Barandillas, remates o las vigas o pilares del porche en blanco decapado que transmite una elegancia y personalidad únicas. Todo ello se combina con un díalogo entre el blanco y el negro tanto en interiores como en exteriores. Carpinterías oscuras frente a suelos claros, pizarra negra frente a SATE en blanco, incluso en la pintura de paredes se observa esa dualidad. Todo ello a través de transiciones sencillas y limpias, como son los frisos en gris del porche, que allanan ese camino visual.
La distribución de la vivienda se caracteriza por una planta baja social y abierta, sin apenas tabiques divisorios. Invita a una vida social, lo cual se potencia aún más con la mencionada luminosidad de toda la vivienda. Su segunda planta, en cambio, es el refugio privado, donde encontramos todas las habitaciones. Aquí también esa coherencia estética, ese diálogo entre colores, se mantiene. Un hilo conductor que refuerza la influencia nórdica incluso a través de la elección de mobiliario y decoración.