Las pinturas ecológicas son uno de los aspectos a tener en cuenta dentro de las construcciones biosostenibles y que muchas veces se pasa por alto tanto a la hora de diseñar como en la ejecucción de una obra.
Tradicionalmente, las pinturas se han fabricado a base de disolventes de elevada volatilidad, lo que permite un secado más o menos rápido. Buena parte de estos disolventes han sido – y son- disolventes orgánicos, bastante contaminantes. La recomendación generalizada de aplicar las pinturas en entornos bien ventilados no es casual, y busca la protección del usuario frente a sustancias volátiles con una cierta capacidad tóxica.
De un tiempo a esta parte, los fabricantes se han esforzado por conseguir pinturas con disolventes de baja toxicidad o incluso sin disolventes, como parte de esa filosofía vital que nos acerca cada vez más a lo natural. Lo curiosos es que esta nueva generación de pinturas es aún mejor que la línea de producción que incorpora productos tóxicos, una evidencia que cuestiona el uso de algunos componentes dentro de la pintura más tradicional.
Existen varias marcas que solo fabrican productos ecológicos para el recubrimiento y protección de superficies. Por toro lado, cualquier fabricante incluye en sus catálogo pinturas de dispersión acrílica (pinturas acrílicas) de toxicidad nula. En muchos casos se ha demostrado que este topo de pinturas son infinitamente mejores que los llamados esmaltes (con dispersores y disolventes orgánicos).
Acrílicos para la protección en madera
Es el caso por ejemplo, de la protección de la madera; aunque hacemos un paréntesis para comentar que los mejores resultados en la protección de la madera se obtienen con barnices y pinturas acrílicas, solubles en agua, y no con los tradicionales barnices y lacas, que se terminan por cuartearse y desprenderse. Para este tipo de superficies existen protecciones biodegradables que están comprometidas con la protección y el respeto al medio ambiente.