La eficiencia energética y térmica de una vivienda no depende exclusivamente de los centímetros de aislamiento que se instalen en los muros perimetrales. Si bien es esta la parte más importante, es necesario combinar ese material aislante con más soluciones que hagan que la eficiencia no la genere solamente el grosor del tabique. Como ejemplo claro de una solución constructiva que cumple estas premisas se podría hablar de las fachadas ventiladas. Un extra que, especialmente en verano, consigue aumentar sobremanera la eficiencia y el confort de la propia construcción.
En qué consiste una fachada ventilada
También conocida como fachada trasventilada, se trata de un método de instalación de revestimiento en edificios que genera una cámara de aire entre el muro exterior y el propio material de revestimiento. Esta cámara ejerce también de “material aislante” al evitar que la temperatura que recibe la fachada exterior llegue directamente a la vivienda.
Por otro lado, también el espacio que se genera sirve como desolidarizante a nivel de humedad. Se produce un efecto chimenea consistente en una ventilación constante de la cámara, consiguiendo así que no se produzca ningún tipo de humedad ni en la fachada ni, hipotéticamente, en la estructura. Algo, esto último, que en ningún caso se produciría en una casa canadienses, puesto que la estructura se protege con una membrana impermeable y transpirable que evita cualquier riesgo de condensación.
La fachada ventilada en las casas de madera
Cuando hablamos de fachadas ventiladas en construcción convencional, estamos hablando de una solución realizada ex profeso para generar la cámara de aire. En las casas de madera, por el contrario, los revestimientos más habituales que se emplean ya implican la instalación de una cámara de aire y, por consiguiente, la ventilación de la fachadas.
El canexel y el composite, dos materiales que en la construcción de viviendas canadienses se emplean en la mayoría de los casos, se instalan sobre rastreles que se apoyan en los tableros OSB de la cara exterior de la estructura. Esto se hace para que el material no esté en contacto directo con la lámina impermeable y se deje respirar tanto a la madera como al revestimiento. Se crea así la cámara de aire que da lugar a la ventilación de la fachada.
También el ladrillo, entendido como material de revestimiento y no estructural, se instala con la correspondiente separación respecto de la estructura perimetral. Mientras que el ladrillo está hecho de material cerámico con alta conductividad térmica, el espacio liberado de ventilación consigue que la temperatura del revestimiento no se transmita a la madera. Un material, la madera, que no es conductor térmico.
La fachada ventilada no es sino otra característica más de las viviendas con entramado ligero de madera que hacen que éstas sean las casas ecológicas por excelencia. A nivel de eficiencia, de aislamiento térmico y acústico, y a nivel de ahorro energético y por tanto económico, no hay ningún otro sistema constructivo que presente una solvencia similar.