Con la llegada del verano y las altas temperaturas se produce un doble fenómeno. Por un lado, el exterior llama, dan ganas de salir a la calle, ir a la piscina, a tomar algo a una terraza. Pero por otro, durante las horas de calor, no apetece hacer casi nada; lo único que pide el cuerpo es quedarse en casa resguardándose del sol. Para ello es necesario tener una casa en la que apetezca estar. Y no sólo por su aspecto o porque se esté gastando una cantidad enorme de energía en enfriar la casa a través del aire acondicionado. Es importante que la vivienda esté diseñada de tal manera que aproveche las características del terreno y el entorno a la hora de mantener fresca la vivienda.
Diseño para refrescar en verano
Ya hemos hablado de la necesidad de los porches para evitar un excesivo asoleamiento de la fachada o de las innovaciones en torno a la renovación del aire viciado de la casa que existen ahora mismo en el mercado. Ahora vamos a hablar de las corrientes cruzadas. Gracias a la versatilidad estructural de las casas de madera y su capacidad para amoldar el diseño a cualquier característica del terreno por complicada que sea, se trata del sistema constructivo ideal para conseguir un máximo aprovechamiento del entorno. Entre lo que destaca la capacidad para aprovechar las propias corrientes de aire para ventilar y refrescar el interior de la vivienda.
Para esa ventilación no basta sólo con disponer de muchas ventanas o de grandes puertas de acceso. Es mejor hacer que la distribución de esas ventanas esté optimizada en función de la forma y distribución de la vivienda. Realizar un estudio de las corrientes que se dan y se pueden dar en la vivienda es vital a la hora de proceder a decidir dónde irán las ventanas. Así, será importante tener ventanas enfrentadas, y que aprovechen las corrientes que se generen en la vivienda para conseguir que el aire circule y la casa esté fresca en verano.