Consejos para ahorrar en casa

Consejos para ahorrar en casa

El cumplimiento de la certificación energética más alta y la reducción de emisiones a la atmósfera es un objetivo claro  a la hora de afrontar ciertos cambios en hábitos o ciertas reformas en nuestra vivienda. Sin embargo, si hay algo que realmente se aprecia de manera tangible es el ahorro económico que va de la mano de eficiencia energética. Eficiencia entendida desde el prisma de la construcción y ejecución de nuestra casa, del uso de energías renovables o del aislamiento y estanqueidad de la vivienda, pero también de los hábitos y costumbres de los habitantes de la casa. A continuación ofrecemos una serie de opciones, tanto a nivel constructivo y de instalaciones como en el día a día, para rentabilizar al máximo tanto la inversión en la vivienda como los usos que se realizan de la misma.

Energías renovables

Energías renovables

Empecemos por la fuente. El uso de energías renovables es ya más que habitual en muchas viviendas. De hecho, como ya comentamos en un artículo en este mismo blog (Paneles solares para agua caliente sanitaria, o ACS) la legislación española ya obliga a que cierto porcentaje del agua sanitaria de la vivienda se caliente a través de energías renovables. Aunque la recomendación habitual para llegar a ese mínimo legal suele cumplirse con placas solares fotovoltaicas la realidad es que cualquier alternativa renovable puede emplearse. De hecho, es habitual optar por aerotermia en vez de placas solares debido a que se trata de una alternativa generalmente algo más económica en la instalación y que cumple a la perfección con los requerimientos.

Sin embargo, si estamos hablando de cómo ahorrar, lo cierto es que el mínimo para ACS es algo que se exige en todas las nuevas construcciones. Es cuando optamos por una solución renovable para toda la vivienda cuando se puede observar un gran ahorro. Ahora bien, siempre partiendo de la base de que si lo que buscamos es una optimización del gasto mes a mes será necesario en la mayoría de los casos una mayor inversión inicial. El ejemplo perfecto es el pellets o biomasa: se trata de un sistema que requiere de mucho espacio de almacenamiento y de un importante desembolso inicial pero que, en cálculos aproximados, en apenas dos años consigue una rentabilización de la inversión ya que, por ejemplo, frente al gasoil supone un ahorro económico de en torno al 40%. Para más información sobre las calderas de pellets podéis consultar este artículo.

Más allá de la biomasa, sistemas como la geotermia, la aerotermia, la energía eólica o la solar suponen, de partida, un ahorro importante. Eso sí, hay que tener siempre en consideración la inversión inicial que puede suponer la apuesta por una energía renovable, ya que existe la posibilidad de que el ahorro económico que puede suponer en la factura mensual no se acabe rentabilizando nunca debido al uso que se le de a la vivienda en cuestión. No es lo mismo una vivienda habitual que una segunda vivienda, como tampoco es lo mismo, a nivel climático, que la casa se encuentre en Sevilla que que se halle en Soria. Los hábitos de cada casa y de cada familia varían y es por ello que no existe una panacea, una solución para todo, por lo que conviene estudiar cuál es la alternativa que más se adapta a nuestro estilo de vida.

Aislamiento de la vivienda

aislamiento de la vivienda

Más que tener una fuente de calor rentable, o un aire acondicionado rápido y potente, lo que consigue un verdadero ahorro energético y, por consiguiente, económico, es la capacidad de la vivienda por mantener la temperatura interior y evitar fugas. Un gran aislamiento, tanto en tabiquería como en ventanas y puertas de acceso, puede llegar a suponer un ahorro del 90% frente a una vivienda ‘tradicional’ con las típicas cámaras de aire entre ladrillos. La mejor forma de evaluar las capacidades aislantes de una vivienda es a través de la transmitancia térmica de sus tabiques, ventanas, etc. Para saber más sobre esta magnitud disponemos de este artículo que explica las distintas capacidades de resistencia térmica de los distintos tipos de muros. Una casa bien aislada, en definitiva, es una casa que ahorra.

Ahorrar en calefacción y agua caliente

ahorro en calefacción

Como comentábamos, la adquisición de según que vicios puede llevarnos a usar un uso poco rentable de la energía y, más concretamente, de la calefacción. Existe la creencia generalizada de que el sistema calefactor más eficiente es el suelo radiante. Sin embargo, se trata de algo que no necesariamente se adapta a todos los estilos de vida. Es eficiente, sí, pero siempre y cuando seamos la clase de persona que pasa mucho tiempo en casa nos será rentable, ya que se trata de un sistema de baja inercia térmica que ha de estar casi permanente encendido. El típico programa de encender la calefacción de mañana y apagarla durante el día hasta que llega la noche no tendría sentido con un sistema de suelo radiante. Y en muchos caso, esa misma acción puede conllevar un gasto absurdo por la energía necesaria para poner en marcha el sistema de calefacción; dependerá siempre de la opción que tengamos en nuestra vivienda.

Por supuesto, el sentido común ha de imponerse cuando queremos evitar despilfarrar energía. Abrir las ventanas con la calefacción encendida es, en ese sentido, una gran manera de desperdiciar el dinero. Con 10 minutos de ventilación es más que suficiente, y si podemos contar con un sistema de ventilación mecánica (como son los recuperadores de calor que explicamos en este artículo) la rentabilidad energética se maximiza. De igual manera, hay que tener claro que en verano hace calor y en invierno frío; no tiene mucho sentido el andar en ropa interior por casa cuando fuera se alcanzan temperaturas bajo cero. Como tiene poco sentido el cubrir radiadores con muebles o cortinas que supongan una barrera para la emisión de calor. Lo cierto es que la temperatura óptima en la que se debe mantener el termostato es entre 20ºC y 21ºC ya que se calcula que cada grado que se suba a partir de esa temperatura supone un 5% más de gasto de energía y, por tanto, económico. En el agua caliente viene a suceder lo mismo, y es que con mantener la caldera en 40ºC es suficiente para las duchas, ya que de otra manera probablemente estaremos calentando agua para luego rebajar su temperatura al mezclarla con agua fría. Y, por último, se ha de tener clara la importancia de tener la caldera al día con revisiones periódicas ya que puede hacer que ahorremos mucho dinero.

Ahorrar en el aire acondicionado

ahorra en aire acondicionado

Lo primero que hay que plantearse al pensar en el aire acondicionado es ¿realmente lo necesitamos? Existen muchos lugares en los que simplemente con unos toldos, screens o simplemente unos ventiladores se puede solucionar el problema del calor que, quizá, no vaya más allá de unos días de altas temperaturas en verano. Evaluadas nuestras necesidades, si de verdad consideramos que lo que se adapta a ellas es una instalación de aire acondicionado, conviene tener en cuenta ciertas consideraciones. La primera, y como sucede con la calefacción, es establecer la temperatura a la que se debe establecer el interior de la vivienda. Entre 20ºC y 21ºC de nuevo estaremos consumiendo la energía óptima, suponiendo cada grado menos que se rebaje la temperatura un aumento considerable en consumo.

Los viejos remedios tradicionales como bajar persianas en las horas de más calor y abrir las ventanas en las que más refresque (con el aire acondicionado apagado, por supuesto) optimizarán no sólo el uso y consumo de energía, sino también la temperatura interior de cada estancia. Algo que también dependerá de tener el aparato en las mejores condiciones tanto de funcionamiento como de instalación. Y es que el lugar donde se coloque tendrá tanta influencia en el consumo como el mantenimiento de la limpieza de los filtros. Protegerlo de la incidencia del sol será el principal matiz a tener en cuenta a la hora de plantear el lugar donde se colocará.

Electrodomésticos

ahorrar con electrodomésticos

Como sucede en todo aquello que acaba suponiendo una mejora en la rentabilidad de nuestra vivienda, la inversión inicial en un electrodoméstico con una alta certificación energética se acaba compensando con una reducción importante en el consumo. También es cierto que, en la actualidad, raro es el accesorio que podemos encontrar en una gran superficie que no cuenta con una calificación que al menos sea C (es decir, que dan lugar a un consumo inferior al 90% de la media), por muy barato que sea. En la siguiente tabla podemos ver la correspondencia entre la certificación que aparezca en la etiqueta del electrodoméstico correspondiente y el ahorro que ello conlleva:

etiqueta energética

Sin embargo, no sólo debemos tener en cuenta la eficiencia energética a la hora de comparar los distintos modelos entre los que nos disponemos a elegir. El consumo de agua o el nivel de ruido también son componentes que se deben evaluar y que, al menos en el primer caso, también afectan al gasto de nuestra vivienda. En el mismo sentido, conviene adaptar los lavados de lavavajillas y lavadoras para optimizar su uso. Cuanto más carga tengan en principio mayor será su rentabilidad, siempre y cuando estudiemos el programa que mejor se adapte tanto a la carga como al consumo. A pesar de ser un engorro, leerse las instrucciones de cada aparato puede acabar suponiendo un ahorro más que importante.

La nevera, por su parte, puede reducir su consumo notablemente siguiendo una serie de simples recomendaciones. Para empezar, debe estar aalejada de fuentes de calor tales como radiadores o incluso otros electrodomésticos. Debe también haber una separación entre nevera y pared para evitar que precisamente se caliente en exceso. En caso de no ser no frost, deberemos proceder a la descongelación cuando la capa de hielo supere los 5 milímetros de grosor. Controlar el nivel de frío de la nevera en función de su capacidad, de lo llena que esté y de la temperatura exterior es una medida que en muchos casos se obvia pero que puede conllevar un importante ahorro económico y energético, de la misma manera que no introducir alimentos calientes reduce el trabajo de la nevera y optimiza de manera evidente el consumo eléctrico.

Ahorrar en la luz

ahorrar en la luz

La factura de la luz es el otro gran evento mensual que nos hace echarnos a temblar junto a la que nos marca el consumo de calefacción. Más allá de elegir una tarifa que se adapte a nuestro modo de vida (generalmente la tarifa horaria saldrá más económica aun sin cambiar de hábitos para adaptarnos a ella), existen «microinversiones» y maneras de replantearnos nuestro día a día que pueden acabar dando lugar a un importante ahorro mes a mes.

El viejo «las luces no se apagan solas» que todos hemos escuchado o pronunciado en algún momento de nuestras vidas es el más racional y evidente de los consejos que se pueden dar. Por supuesto, apagar y encender las luces de una habitación cada dos minutos implica un mayor consumo que dejarlas encendidas, especialmente si las bombillas son de bajo consumo, pero dejar una habitación iluminada artificialmente en la que no va a haber nadie es la manera más absurda de tirar el dinero.

En el caso de cambiar las viejas bombillas por bombillas de bajo consumo es sin duda la mejor inversión que se puede llevar a cabo en una vivienda para la optimización económica y energética. Y es que estamos hablando de una reducción en consumo eléctrico de en torno a un 80% menos pudiendo llegar a tener una vida útil hasta 10 veces superior al de las «normales». Sea cual sea el tipo de bombilla (bajo consumo, LED, fluorescente…) es imperativo asegurarse de que están limpias, ya que el polvo o la suciedad ejercen de aislante en el casco, lo cual aumenta de manera importante el consumo. Por supuesto, como consejo primordial, si podemos emplear la luz natural siempre será mejor que la luz artificial.

Ahorra en la cocina

ahorrar en la cocina

Al contrario de lo que habitualmente se cree la solución más económica para la cocina es el gas natural o butano. Ahora bien, para que efectivamente sea rentable esta opción, quemadores y fuegos han de mantenerse limpios y en buen estado y, a la hora de cocinar, deberemos evitar que la llama sobrepase la base de los recipientes. De igual manera, que los recipientes en los que cocinamos estén tapados pueden llegar a suponer un 25% de ahorro. En ese sentido, conviene evaluar cuáles son las necesidades de cada plato en lo que implica al volumen de agua y de las posibilidades de usar, por ejemplo, una olla exprés. Y es que éstas emplean hasta un 50% menos de energía en la cocción y un gasto menor de agua.

A grandes rasgos, las recomendaciones que se pueden hacer no van más allá del sentido común. En la mayoría de los casos con adquirir ciertos hábitos en el día a día podemos llegar a generar un ahorro considerable mes a mes. Desde apagar del todo los aparatos eléctricos sin dejarlos en stand-by hasta el revisar periódicamente las instalaciones todo se mueve en el mismo sentido: a menor cantidad de emisiones, contaminación y consumo energético, mayor ahorro económico. Si optimizamos, si consumimos con cabeza, inevitablemente acabaremos ahorrando dinero.

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

©2024 Canexel Construcciones S.L.